COMENTARIOS PARA LECTORES OCASIONALES

Inauguré este sitio con 5 artículos que ya tenía escritos, entre 2003 y 2005. Algunos analizaban un momento particluar y pueden sonar desactualizados, pero en la mayoría de los casos son hechos cuyos efectos perduran.
A partir de ahí voy subiendo mis comentarios que considero más interesantes para el público interesado en temas políticos. En general tratan temas de política internacional, de Argentina y Latinoamérica. Muy rara vez escribo sobre la política local de mi provincia, Tucumán.
Espero que disfruten del blog.

domingo, 22 de enero de 2017

FUTURO CADA VEZ MÁS CERCANO

Últimamente cuando me siento a escribir me sale un largo suspiro. Me cansa volver una y otra vez sobre lo mismo. Entre un cambio de enfoque y la filosofía Legrand de que “el público se renueva” siempre termino insistiendo. Aquí va.
Estamos padeciendo un empeoramiento en la calidad de vida de la generalidad de la población. En particular empleados y jubilados que dependen de ingresos fijos en pesos y toda empresa o almacén que dependa de la capacidad de consumo de aquellos. O sea, la enorme mayoría de la población.
Para el que votó “un cambio” así a secas, sin siquiera plantearse qué tipo de cambio, este proceso que vive es consecuencia del gobierno anterior y cualquiera que ganara hubiera hecho lo mismo. A pesar de lo contrafáctico que es hoy plantearse esto, esa afirmación no es cierta. Es como decir “todos los políticos son iguales”. Esto es renunciar a todo análisis y abandonar el uso del único órgano que nos diferencia del resto de las especies: el cerebro.
ZION de Matrix Reloaded. Ciudad con tecnología de punta
poblada por marginales empobrecidos dependientes
de las caridades de una selecta clase dirigente
El mundo, desde 1980 en adelante, va hacia un proceso de concentración de la riqueza que terminará inexorablemente en un estallido social de repercusiones mundiales. Espero que esta frase despabile la modorra del eventual lector. Pero es cierto. Las fuentes las pongo a disposición del interesado.
El poder concentrado ha aumentado drásticamente su participación en la riqueza mundial a costa del trabajador y ciudadano común. Y no solo esto, ha potenciado su influencia en la política comprando voluntades, exacerbando el uso de lobbystas y controlando los medios de difusión masivos generando un sentido común favorable a sus intereses.
Thomas Piketty compara esta situación con el rol de la nobleza en el período monárquico previo a la Revolución Francesa. El hambre, la marginación y la miseria empujaron a las clases populares en alianza con la burguesía a terminar con el régimen e inaugurar una nueva era histórica. La diferencia con la situación actual es que hoy gran parte del mundo, el occidental en particular, vive bajo  sistemas democráticos donde se supone que es el pueblo el que elige a sus autoridades. ¿Cómo hacen entonces los actores concentrados para captar las voluntades de masas y hacerlas votar en contra de sus intereses? Disponen de varias estrategias. Pero en todas está ocultar las verdades intenciones por un lado y desprestigiar cualquier movimiento o dirigente aunque sea tibiamente opuesto a sus intereses. Así resulta que todo dirigente popular que aplica políticas tendientes a una mayor justicia social es defenestrado por corrupto, menospreciadas sus capacidades así posea un doctorado de una prestigiosa universidad norteamericana, ridiculizadas las políticas aplicadas aun cuando los resultados son positivos en términos sociales o macroeconómicos. Y este mensaje es difundido todos los días, a toda hora, por todos los medios disponibles. Y complementado por un ejército de troles, blogueros y opinadores varios que pasan por ciudadanos preocupados e independientes. ¿Exagero? Veamos el caso nuestro.
Los Ángeles en el futuro cercano
según Ridley Scott en su clásica Blade Runner
con Harrison Ford y Sean Young.

Macri es un hijo de millonario con antecedentes diversos en hechos de corrupción que salpican a su familia y a él personalmente desde al menos 40 años. Pero fue tan el bombardeo informativo que se lo terminó viendo como una alternativa al “gobierno más corrupto de la historia”. La carcajada todavía lo debe sorprender en sueños mientras pasa las noches en el palacio presidencial, puesto ahí por votantes a los que jamás pensó en favorecer. Durante la campaña evitó cualquier definición económica, cuando esto es el eje central de todo debate político, en particular desde la célebre frase de Bill Clinton “es la economía, estúpido” dirigida a George Bush padre que se sentía un héroe por haber desatado la Primera Guerra del Golfo unos meses antes pero no medía en las encuestas. Yo tuve que salir a detallar las medidas que iba a implementar el nuevo gobierno porque Macri no quiso ni insinuar a su ministro de economía, menos definir las políticas y cuando se le señalaba lo que iba a hacer lo desmentía descaradamente. Durán Barba les había prohibido hablar de otra cosa que la familia, sus hijos y los valores onda Flanders. De manual todo.
Argentina venía arrastrando un déficit fiscal producto de un nivel de gastos estatales que no podía ser cubierto por los impuestos de una actividad económica golpeada por la recesión mundial y cierto atraso cambiario, tema para otra nota completa. Lo venía cubriendo con un combo de préstamos internos y emisión monetaria. Esto se traducía en una inflación que ya llevaba años en torno a un 20-25% anual pero en 2015 iba en descenso respecto de los 2 años anteriores. Esto también fue argumento para defenestrar a la gestión saliente y por supuesto prometiendo una corrección de inmediato de este “flagelo” de inflación y de una manera extremadamente sencilla según palabras del candidato estrella. Dejo al lector las conclusiones. Pero decir que fue “una bomba de tiempo” dejado por las autoridades anteriores no vale, deben pensar un poco más allá.
La ortodoxia económica tiene dos ocurrencias y solo dos para encarar este problema del déficit: bajar los gastos del estado y pedir prestado. Esto fue así siempre y es lo que ocurrió en 2016 y sigue ocurriendo. Nunca funcionó en el pasado y no está funcionando ahora. El déficit no solo no bajó sino que se disparó a valores que no teníamos desde hace décadas. ¿Cómo se plantean ahora solucionar esta situación más compleja que la heredada? Bajando aún más los gastos y pedir más plata prestada. No exagero, esto es tal cual, está en los diarios, está en el presupuesto, explica la eyección de Constantini, Melconian y otros del gobierno. La primera por no querer bajar los gastos lo suficiente y el segundo por no querer prestar al ejecutivo el dinero de los ahorristas del Banco Nación. Bajar gastos y tomar deuda. Ninguna otra ocurrencia.  
Macri necesita un férreo blindaje mediático
para aplicar sus políticas y convencer a sus
votantes que son las únicas posibles. Esto permite
explicar las penurias como un proceso natural y no
por una gestión que deliberadamente las provoca.
Paciencia, ya llegamos a algo.
Las alternativas Massa y Scioli no eran más de lo mismo. Silvina Batakis era la designada para ocupar la cartera de economía si ganaba Scioli. Su formación la hizo bajo la tutela de Aldo Ferrer, un notable economista que estudió el proceso argentino como una particularidad y no bajo las generales de teorías económicas abstractas, de otras épocas y de otras latitudes. La política económica es un diseño a medida de un país y no resultará igual si se trata de Túnez, Luxemburgo, China o Argentina. Las ideas que ella tenía para reducir el déficit era estimular la economía desde varios frentes utilizando las herramientas del estado para aumentar los ingresos sin bajar los gastos. Es decir, sin bajar salarios reales, sin despidos, sin abandonar tareas del estado como la provisión de remedios a jubilados, la investigación en tecnologías de punta, la construcción de centrales hidráulicas o los presupuestos universitarios, por nombrar al voleo lo que se me viene a la memoria.
Argentina es un país demandante porque conoció épocas de bienestar y los derechos adquiridos son reconocidos por vastos sectores como irrenunciables: educación y salud gratis, aguinaldo, vacaciones pagas, licencias por enfermedad pagas, indemnizaciones, buen nivel de ingresos, etc. Estas conquistas no pueden ser cubiertas por una filosofía económica que intenta reducir el estado a una mínima expresión. La finalidad de esta reducción no es la eficiencia, la libertad económica, la potenciación de las ventajas competitivas y toda esa sarta de pavadas que dicen de la boca para afuera. El estado mínimo les permite una presión fiscal mínima y así conservar márgenes de utilidad enormes para sus emprendimientos. La de unos pocos. Esta es la razón de fondo, no hay otra. Y para lograrlo, usted ciudadano medio debe sacrificarse. Su sueldo ya no será lo que era, las condiciones laborales serán peores, los jubilados no podrán acceder a remedios gratis, no se accederá a la jubilación tan fácilmente, no dispondrá de una aerolínea de bandera que conecte su ciudad si no es rentable, dejará de recibir una señal satelital gratis, no podrá ver fútbol gratis, y perderá su trabajo si cumple función en algún programa de desarrollo social del gobierno, si investiga, si trabaja en alguna empresa del estado que deberá “racionalizarse” o si simplemente, como dije al principio, trabaja en alguna de las miles de empresas que dependen del mercado interno para subsistir. De manual, muy previsible, ahora visible porque ya pasó un año y todo esto que venía alertando que iba a pasar, pasó.
Volviendo al tema central: esta filosofía económica promueve grotescamente el proceso de concentración mencionado al principio y pavimenta el camino a la colisión inexorable que se producirá cuando la población, justificadamente harta de sus penurias mientras contempla a una clase opulenta cada vez más descarada que pasea su deliciosa vida delante de las narices de un pueblo empobrecido, finalmente reaccione.
¿Exagero? Invito a ver las grandes películas que se imaginaban un futuro cercano. La clásica 1984 de George Orwell (1956-Radford) ya quedó superada por las confesiones de Edward Snowden donde detalla un estado vigilante muy superior en medios y alcance. Pero las más recientes Blade Runner (1982) del gran Ridley Scott y Matrix (hermanas Wachowski – 1999) muestran sociedades colmadas de tecnología y lujos para pocos y al pueblo sobreviviendo como pueden escarbando entre los deshechos de las clases pudientes en ciudades oscuras y violentas. Tan es así esto que en el caso de Matrix intenté hacer un paralelismo entre la ciudad subterránea de Zion y el destino que esperaba a la Argentina de continuar con las políticas de Menem vigentes en el momento de su estreno. (Nunca subí a la nota porque no me convence su elaboración pero ahora la puse como marginalia de mi blog para los curiosos porque, si bien tiene casi 20 años, refleja exactamente lo que estoy diciendo hoy. Dejo el enlace en los comentarios)
Eso es exactamente hacia donde transitamos con estas políticas y en el caso argentino es donde se ha manifestado con mayor explicitez. En un gabinete dee grandes CEO’s donde cada uno modifica procedimientos, adjudica licitaciones, reforma por decreto o alterna tarifas en favor de sus propias empresas o sector que representa. Entre ese conglomerado de “gente bien” acostumbrada a los copetines donde se rifan el bienestar y el patrimonio de millones entre risas y expresiones racistas deambula el patético rabino Bergman sin terminar de entender para qué está ahí.    
La idea general está mínimamente planteada. Pensar el futuro requiere de saberse posicionar mínimamente en el presente. Intento humildemente colaborar con mis ideas y vivencias y las trato de expresar con la mayor claridad posible. Solo sueño con un futuro menos lúgubre. Saludo cordial a los lectores.        

http://www.lse.ac.uk/website-archive/publicEvents/events/2015/05/20150511t1000vOT.aspx
http://www.thejournalist.org.za/spotlight/inequality-greatest-challenge-of-the-21st-century

    

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