COMENTARIOS PARA LECTORES OCASIONALES

Inauguré este sitio con 5 artículos que ya tenía escritos, entre 2003 y 2005. Algunos analizaban un momento particluar y pueden sonar desactualizados, pero en la mayoría de los casos son hechos cuyos efectos perduran.
A partir de ahí voy subiendo mis comentarios que considero más interesantes para el público interesado en temas políticos. En general tratan temas de política internacional, de Argentina y Latinoamérica. Muy rara vez escribo sobre la política local de mi provincia, Tucumán.
Espero que disfruten del blog.

domingo, 13 de julio de 2014

PUTIN, PAREDON Y DESPUES

Reflexiones Domingueras.

Los años de guerra fría representaron, para mi punto de vista, un ajedrez mundial jugado a puro tiro y violencia. Los espacios de poder se defendían u ocupaban drásticamente. Sea Hungría, Czecoslovaquia, Polonia u otro por ahí era impensable una liberación consensuada o por movilización popular. Y por otra parte, Panamá, Granada, Chile o cualquiera de esta región que intente sacar los pies del plato era aplastado a golpes de estado, asesinatos o invasiones militares. La caída del muro hizo pensar en un mundo de una sola potencia y que el liberalismo había triunfado y las ideas de Washington se esparcirían alegremente por el mundo, sin nada más que pensar, a decir de Fukuyama. El fracaso de la receta en una cantidad alarmante de pacientes hicieron volver las ideas a los lugares que no deberían haber abandonado y a transformaciones más complejas y profundas a los soñados en la capital del imperio. Siguiendo planes más adecuados a sus necesidades florecieron nuevos actores más allá del histórico primer y segundo mundo, USA y Europa. Los BRICS son hoy una potencia gravitante a nivel mundial en varios aspectos y han soportado mejor la crisis nacida en 2008 que afectó al mundo entretejido de intereses financieros dependiente del poder hegemónico de Washington. El mundo lejos de conflictos a gran escala debería ya estar inserto en un diálogo diplomático intenso y elaborado que haya reemplazado la diplomacia de los garrotes empleados durante el conflicto bipolar que significó la guerra fría, pero USA no se acostumbra ni lo hará a eso de debatir entre pares, ya que siempre se consideró más que sus contrapartes. La torpeza de movimientos ha significado la constante en las últimas décadas y lo ha llevado a perder gravitación en un mundo que cada vez menos acepta su rol de director de orquesta. Encima su economía venía haciendo agua cuando los otros grandes enrolados en el BRICS continuaban lenta pero persistentemente creciendo, acumulando reservas y acreencias importantes respecto de los yankees, como el caso de China.
Y la lógica bipolar lleva a USA a seguir cometiendo una y otra vez errores de estrategia básicos. El enemigo de mi enemigo es mi amigo (Theddy Roosevelt) demostró ser el error más caro en la peligrosa política exterior yankee, como Osama Bin Laden demostró en 2001. Lo mismo ocurrió en Ucrania. Un grupo de nazis de ultraderecha comenzó a protestar contra un gobierno democrático simpático a Moscú y no dudaron en apoyarlo de toda manera posible hasta lograr su cometido. Hoy en Ucrania esos nazis son gobierno y el país se convirtió en un polvorín con resultado incierto. Rusia, a diferencia de USA, tiene muy pocas bases fuera de su territorio. Una de esas es un puerto en Siria, desde donde la flota rusa tiene acceso directo al Mediterráneo. USA no dudó en fomentar a grupos golpistas para desestabilizar a un gobierno impresentable pero cercano a los rusos. Los gobiernos impresentables pero aliados son en cambio valorados como pocos. La oposición belicosa en Siria recibió armamento y dólares a lo pavo con tal de derrocar al gobierno, y no previeron que dentro de la oposición hay sectores fundamentalistas integrantes de Al Qaeda o sus versiones remixadas, con aceitado manejo de redes sociales y fluidos contactos con petroleros millonarios saudíes y de los alrededores que están copando a gran parte del movimiento opositor con armas y vehículos pesados provistos por USA y coordinando con su contraparte en Irak con la idea de fundar una nación islámica extremista de perfil medieval nada menos que en corazón de medio oriente. Cualquier avispado con dos dedos de frente sentado en la tribuna se da cuenta que era preferible sentarse a charlar con un díscolo pero previsible Putin que comparte mucho más con gente como uno que los islamistas fundamentales que van lenta pero paulatinamente copando los espacios que supuestamente USA va librando en nombre de la democracia, como en Libia, pero apoyándose en cualquiera que señale en dirección de un aliado ruso y diga "ese es el malo que me está molestando" como si la lógica de la guerra fría siguiera en pie.
No hace falta demasiada elaboración para recorrer latinoamérica y levantar tranquilamente la fruta esparcida por el suelo luego de que USA estuvo sacudiendo el árbol por décadas, menospreciando y faltando el respeto a su otrora patio trasero. La visita de Putin encontró a una parte importante de los países dispuestos a todo tipo de alianza estratégica y comercial con un interlocutor respetuoso y más pícaro a la hora del trato bilateral. Aquí los dinosaurios ponen el grito en el cielo sin interesarles siquiera que el mayor socio comercial de Putin es hoy la conservadora Angela Merkel, líder del mayor país de Europa que, como estadista que es, dejó atrás la obsoleta lógica de la guerra fría desde el momento que el famoso muro, que atravesaba su propio patio, cayo hace 25 años.
Hoy, además de abrir la cabeza hacia un nuevo orden mundial con criterio y estrategias integradoras, el muro alemán que debemos derrumbar es la defensa de su seleccionado de fútbol. Así que les dejo estas reflexiones, caprichosas pero mías, con toda la esperanza intacta de lograr una difícil victoria que nos haga los cuatro próximos años una espera distendida y grata. Saludos domingueros a mis buenos amigos del FB.

miércoles, 9 de julio de 2014

CELEBRANDO EL 9 DE JULIO

Discurso sobre el 200° aniversario del 9 de Julio de 1816

Hoy estamos celebrando un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia. El 9 de julio de 1816, hace exactamente 190 años, en esta ciudad, entonces un pequeño pueblo de 12 manzanas, delegados de la mayoría de las provincias que formaban el ya extinto Virreinato del Río de la Plata, que estaban reunidos y debatiendo desde el 24 de marzo, dieron forma a la citada declaración. Hoy nos toca rememorar y homenajear ese momento fundacional de la historia patria.
Con el correr del tiempo, nuestro presente como sociedad, y por lo tanto la percepción de la realidad, va mutando con las circunstancias, y de igual manera nuestra forma de interpretar la historia. Como dijo una vez Juan Carlos Pugliese, distinguido legislador que presidió la cámara de diputados en los años 80, cuando recuperamos definitivamente la democracia, con su particular humor entre absurdo e irónico: “la Argentina puede tener un futuro incierto, pero su pasado es imprevisible”.
Justamente estos aniversarios sirven, cada año, para revisitar los acontecimientos y analizarlos desde nuestro presente, que es una consecuencia de lo que nos ocurrió en el pasado.
Para describir brevemente el contexto en que se desarrollaron los hechos de aquel 9 de julio podemos decir que las Provincias Unidas de América del Sud - todavía no se llamaba Argentina-, y que incluían lo que hoy es Bolivia, estaban en una situación crítica. Los realistas, que habían recuperado grandes porciones del continente, el norte (actual Venezuela), el altiplano y la capitanía de Chile, amenazaban las débiles fronteras del único bastión revolucionario que quedaba. San Martín trataba de armar su Ejército de los Andes en Mendoza y en el plano político interno había grandes conflictos de intereses, en especial con las provincias del litoral y la banda oriental, que bajo la influencia de Artigas, habían convocado a otro Congreso unos meses antes y que se negaron a mandar delegados a Tucumán.
Estos conflictos, propios de esa época en que un proyecto de país estaba recién naciendo, eran sorprendentemente similares a los que aún persisten en los debates políticos actuales, y que no hacen más que confirmarnos que no hemos resuelto todavía cuestiones básicas de nuestra organización como nación.
Producida la Revolución de Mayo, en 1810, dentro de los dirigentes de esa época, incluso en la Primera Junta, había un grupo de auténticos revolucionarios que soñaban con un país moderno, participativo, con educación, ciencias, industria y comercio, inclusión, mercado interno, distribución de riquezas. Este sector estaba enfrentado con otro sector que participó de la emancipación de España, pero que había prosperado y consolidado su poder económico y político con el sistema monárquico y no estaba dispuesto a renunciar a sus privilegios. Este último sector pudo imponer su poder y desplazar a los revolucionarios que soñaban con una república moderna: a los 9 meses de aquel 25 de Mayo el cuerpo de Mariano Moreno era arrojado en alta mar, y poco tiempo después Belgrano era destinado lejos, combatiendo a los realistas sin ningún apoyo en el alto Perú.
Seis años después, en el Congreso de Tucumán, estas disputas persistían. Las autoridades de Buenos Aires querían que San Martín abandonara sus proyectos de liberación y fuera al litoral a reprimir a las fuerzas de Artigas, que promovía los ideales republicanos, una profunda reforma en la posesión de las tierras y medidas que amenazaban los intereses de los grandes terratenientes que obtuvieron su riqueza gracias a su vinculación con la Corona y al contrabando. San Martín, en su grandeza, desobedeció esas órdenes y paralelamente apuró a los Congresales para que declarasen la independencia y se definiera rápidamente la situación del país.
Para 1816, después de la profunda crisis que significó la Revolución Francesa, las monarquías se estaban restaurando por todo el continente europeo. La única república que permanecía en el mundo eran los Estados Unidos. Las discusiones entre los republicanos y monárquicos se hacían cada vez más acaloradas dentro del Congreso. Nada se había avanzado desde 1810. Y todavía faltaban casi 40 años para que se consolide la organización nacional mediante la sanción de una Constitución.
Como la mayoría de los actos políticos “consensuados”, la Declaración finalmente acordada el 9 de julio entre los congresales era lo suficientemente vaga como para conformar a todos. El acta redactada ese día hablaba de romper los violentos vínculos que la ligaban a los Reyes de España… sus sucesores y metrópoli” pero en ese momento no mencionaba nada sobre otras potencias, porque existían entre los Congresales quienes proponían pasar a depender de los portugueses, franceses o ingleses, como manera de garantizar la independencia de España.
Antes de pasar una copia de la declaración al Ejército, que estaba al mando de San Martín, de quien todos conocían sus firmes ideales independentistas y republicanos, el diputado Medrano, que presidía el Congreso, ordenó, en sesión secreta el 19 de julio, agregar las palabras “y de toda dominación extranjera” para evitar el enojo del patriota general, no tanto porque respetaban sus ideas, sino su poder de fuego.
Aunque suene absurdo, este nivel de debate aún persiste en sus formas: todavía escuchamos a varios de nuestros políticos clamar por “relaciones carnales” o alineamientos automáticos con potencias de turno, como manera de garantizar hipotéticas seguridades, inversiones y crecimientos que todavía esperamos. Estamos recién, como regresando de una enorme elipsis de 200 años, volviendo a debatir la realización, la independencia y la fundación de una gran nación latinoamericana que pueda, de una buena vez, integrar a sus pueblos, contener a sus ciudadanos, volver protagonistas a sus habitantes originarios, desplazados y saqueados por siglos. No es otra cosa que intentar realizar los sueños de nuestros más ilustres próceres, que fueron subvertidos durante demasiado tiempo, desechados, reemplazados por ideas más mezquinas.
San Martín y Belgrano, nuestros mayores próceres, fueron protagonistas también de este 9 de julio. El militar, desde su comandancia en Mendoza, estaba pendiente de las deliberaciones en Tucumán, escribiendo varias veces al diputado por Mendoza Godoy Cruz con recomendaciones y consultas. Belgrano, como sabemos, era un Congresal muy activo en Tucumán. Ambos tenían muy claro que la educación era la herramienta fundamental para hacer un país viable.
Sin artes, ciencia, agricultura y población las provincias unidas no se podrán constituir en república escribía San Martín en esos días. Belgrano ya había propuesto casi 20 años antes la educación estatal, gratuita y obligatoria. Estas ideas fueron dejadas de lado por décadas, y estos auténticos personajes murieron, uno en el exilio y el otro pobre y olvidado.
El 9 de Julio de 1816 se declaraba la independencia de España, a nivel administrativo, político y militar, pero la auténtica independencia de un pueblo, que es el país real, se logra con la educación de sus habitantes. El saber da libertad, da independencia, posibilidades de realización personal. Esa es nuestra función en este ámbito, y ahora, que estamos trabajosamente recuperando un país que fue desvastado durante décadas, es importante tomar conciencia de este presente que vivimos, donde nos volvemos a mirar a la cara con nuestros vecinos, con quienes hemos compartido este trabajoso nacer como naciones y que recién ahora estamos descubriendo que nuestros problemas y sueños son los mismos, que podemos trabajar juntos como continente, que nos podemos complementar y lograr un auténtico desarrollo, sin tutelajes, sin organismos multilaterales, sin influencias homogénicas, esa “metrópoli” de la cual nos declaramos independientes hace 200 años. Uds. alumnos, a quienes va a pertenecer el futuro, tienen la irrepetible oportunidad de vivir y consolidar, quizás por primera vez, la auténtica independencia que en esta ciudad se declaraba, en un día soleado como hoy, el 9 de julio de 1816.