COMENTARIOS PARA LECTORES OCASIONALES

Inauguré este sitio con 5 artículos que ya tenía escritos, entre 2003 y 2005. Algunos analizaban un momento particluar y pueden sonar desactualizados, pero en la mayoría de los casos son hechos cuyos efectos perduran.
A partir de ahí voy subiendo mis comentarios que considero más interesantes para el público interesado en temas políticos. En general tratan temas de política internacional, de Argentina y Latinoamérica. Muy rara vez escribo sobre la política local de mi provincia, Tucumán.
Espero que disfruten del blog.

miércoles, 8 de octubre de 2014

COLON - Un viaje de 500 años.


Luis Octavio Corvalán

12 de Octubre de 2003

Esta Argentina de hoy nos encuentra revisando y recomponiéndonos de
errores de nuestro pasado reciente. Pasado que vivimos con poco espíritu
crítico, imbuidos en ese momento de otra perspectiva bastante distinta a la
actual. Como pueblo que ha vivido mucho más errores que aciertos,
tenemos mucho material de donde aprender, si de los errores se aprende.
En este día celebramos el descubrimiento del continente americano,
ocurrido hace 511 años. Nuestra evolución cotidiana recién descripta nos
hace encontrar, cada vez que nos toca rememorar fechas tan trascendentes
como éstas, matices diferentes y evaluaciones dispares, que hacen de
nuestro pasado un lugar dinámico, cambiante y hasta en ocasiones
imprevisible.
Es indudable que la gesta de Cristóbal Colón ha quedado en la historia como
una epopeya gloriosa, principalmente por la obstinación e insistencia, en
completa soledad, del navegante genovés en conseguir los medios para una
travesía que sus contemporáneos consideraban por lo menos incierta,
cuando no delirante. Con recursos y medios mínimos, aún para las pautas
de la época, el gran capitán expandió los límites del mundo conocido por los
europeos a dimensiones inimaginadas por entonces. Esta expansión
geográfica fue acompañada por
la expansión de los conocimientos y las ideas permitida gracias a la
invención de la imprenta por Gutemberg, ocurrida unos pocos años antes,
hechos que sacarían a la humanidad lentamente de los siglos de letargo e
ignorancia que fue la edad media.
El viaje de las carabelas es hoy difícil de imaginar. Zarparon del Puerto de
Palos, en el sur de España, donde hoy se encuentra la ciudad de Huelva, el 3 de
agosto de 1492. Luego de una escala prevista en las islas Canarias, donde la
Pinta tuvo que ser reparada, partieron el 6 de septiembre con rumbo oeste, a lo desconocido. A medida que se alejaban de España, el regreso también se iba haciendo más incierto.
Pasaban los días y las semanas sin señales de tierra, haciendo más
intolerable el clima entre los marinos, la mayoría convictos que aceptaron el
viaje como alternativa al encierro de la prisión. Siendo Colón un gran
navegante, su vida estaba a salvo de las posibles revueltas, al ser
considerado indispensable para encontrar el camino a casa. El 10 de
octubre hubo un planteo formal al almirante, que tuvo que recurrir a su
carisma, su autoridad, y la acostumbrada promesa de fama y fortuna para
todos los participantes de la empresa, para que ésta continuase.
2
En la noche del jueves 11 de octubre a las 10, Colón, con la complicidad de
un cocinero de apellido Gutiérrez, manifiesta ver luz en el horizonte, pero
no logra convencer a Rodrigo Sánchez de Segovia, el veedor oficial de los
reyes. De esta manera, el avistamiento oficial es el que hace “La Pinta”,
nave más veloz que siempre iba encabezando la formación, a las 2 de la
mañana del 12 de octubre. El marinero que hizo el descubrimiento fue
Rodrigo de Triana, y por esto se hizo merecedor de un jubón de seda
perteneciente a la reina, no así del premio en efectivo de 10 mil marvedíes
que acompañaba la promesa, que quedó en manos del propio Colón, en una
actitud que aún hoy nos resulta familiar: fue el primer acto de corrupción
registrado en el nuevo mundo1. El alboroto y actividad a bordo de las naves
mantuvo a casi todos despiertos, hasta que las primeras luces del alba
permitieron la contemplación plena del espectáculo y el célebre desembarco
en tierra firme. Tal fue la actividad y desvelo, que el propio almirante, en su
diario de viaje, irónicamente omite escribir la fecha “viernes 12 de octubre”,
y relata todos los hechos de ese día como una gran continuación del día
anterior, retomando los encabezados recién el sábado 13 de octubre.
La expansión de la cultura europea, sin embargo, se hizo a un costo
enorme. En estas nuevas tierras Colón encontró gente nativa, pueblos con
sus propias culturas, creencias y valores, que no fueron respetados por los
recién llegados. Con el fin de difundir el cristianismo, y con la más terrenal
codicia de oro y plata, la llegada del europeo se convirtió de inmediato en
“La Conquista”, que transformó a todo el continente en coto de caza de la
nobleza española, exterminando mediante el hierro, el fuego, la explotación
y las plagas a cientos de miles de legítimos habitantes de estas tierras.
Es importante para nosotros rememorar hoy un hito en la historia de la
humanidad, como fue la aventura de Colón y su enorme efecto
multiplicador. Pero desde una óptica del siglo XXI, gracias a la evolución de
la condición humana, es imprescindible destacar los aspectos que hoy
observamos como negativos y criticables del proceso histórico inaugurado el
12 de octubre de 1492.
Estos comportamientos señalados, lejos de ser anacrónicos o estar
erradicados, aún están presentes en muchos hechos actuales: la
intolerancia, la imposición de ideas por la fuerza, las guerras religiosas, las
invasiones expansionistas, las conquistas económicas.
Como hijos de un largo proceso de amalgama que ha dado como resultado
el pueblo americano actual, esta celebración del “Día de la Raza” nos debe
encontrar como protagonistas. Protagonistas y exponentes de la tolerancia,
la integración, el pluralismo y la solidaridad, ya que, como en muy pocas
partes del mundo, nuestro castigado continente y nuestro país en particular,
al ser un auténtico “crisol cultural”, debe ser testimonio viviente de estos
valores. Afortunadamente, muchos de los últimos acontecimientos que
estamos viviendo, nos sugieren un renacer esperanzador de esta visión,
por mucho tiempo olvidada.