COMENTARIOS PARA LECTORES OCASIONALES

Inauguré este sitio con 5 artículos que ya tenía escritos, entre 2003 y 2005. Algunos analizaban un momento particluar y pueden sonar desactualizados, pero en la mayoría de los casos son hechos cuyos efectos perduran.
A partir de ahí voy subiendo mis comentarios que considero más interesantes para el público interesado en temas políticos. En general tratan temas de política internacional, de Argentina y Latinoamérica. Muy rara vez escribo sobre la política local de mi provincia, Tucumán.
Espero que disfruten del blog.

domingo, 9 de noviembre de 2014

LADRANDO A LUNAS EQUIVOCADAS

Reflexiones Domingueras

Uno de los debates más encendidos que recuerdo en el Congreso fue la discusión de la Ley de Divorcio, en pleno gobierno de Alfonsín. Y de ese debate sin duda la intervención más brillante fue la de Juan Carlos Pugliese. En aquel momento, el veterano dirigente radical era Presidente de la Cámara de Diputados, por lo tanto impedido de dar debate. La discusión iba camino a empantanarse, con una cantidad increíble de diputados que se resistían a aprobar tan elemental derecho, siendo Argentina en ese momento uno de los 4 países del mundo donde el divorcio permanecía en la ilegalidad. Pugliese, que evidentemente se salía de la vaina por hablar, pidió que su amigo Antonio Cafiero asumiera la presidencia de la Cámara para poder sentarse en su banca y pedir la palabra. Su intervención fue una bocanada de aire fresco. Era costumbre que el público llene las gradas solo para disfrutar su manejo de las sesiones. El monólogo de Pugliese hablaba sobre los cambios. Y acusó a sus pares de tener miedo a los cambios. Y preguntó retóricamente ¿para qué fueron elegidos diputados si no para hacerlos? La función de los políticos es producir cambios que influyan en beneficio de la comunidad. En particular, la Ley de Divorcio era parte central de una agenda largamente postergada por gobiernos militares, algunos directamente sostenidos por ideas medievales como el Opús Dei, más el breve período Perón-Isabel que ignoró el tema que con bastante improlijidad había tackleado en los 50. 
Hecha esta larga introducción, me resulta sintomático que hoy un sector de la sociedad esté tan ejercitada en resistirse a cualquier cambio que provenga de los políticos que nos representan. O representan a una mayoría. No funciona correctamente el sistema legal penal, pero si hay un proyecto para modificarlo, muchos se enganchan en la campaña para oponerse, no al cambio, sino a la mera discusión del mismo. Nos quejamos de que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra, pero se compran el discurso de oponerse al cambio de la discusión de los procedimientos de los procesos penales, o la discusión del Código Civil, que por muy brillante su redacción original, fue aprobado a libro cerrado, sin discusión alguna, hace más de 150 años. Añoramos la época en que los trenes circulaban uniendo todo el país, pero si hay una iniciativa para que el estado se vuelva a hacer cargo de su funcionamiento, la primera reacción es oponerse. Hay al menos tres movimientos o partidos políticos que intentaron centrar sus campañas, que carecen de casi cualquier iniciativa, en proponer desandar todos los cambios realizados en la última década. Como si llegamos a ésta teniendo una maravilla de país. Amigos, ¿queremos vivir en un país mejor? Necesitamos cambios, necesitamos aprovechar las experiencias, necesitamos evolucionar, crecer, desarrollarnos, ideas, iniciativas, capacidad de convencer para llevarlas adelante, definiendo rumbos, objetivos, sueños colectivos y métodos claros, racionales y entendibles para alcanzarlos.. Esta es simplemente mi reflexión de hoy. Dicho esto, propongo que indaguemos en los candidatos, en los partidos, en los movimientos para descubrir qué cambios proponen, que metas quieren alcanzar, cómo lo realizarán. Creo que este simple ejercicio desnudará las carencias de nuestra clase dirigente, la paupérrima capacidad de transformar en iniciativas las necesidades de la comunidad y el país. No avalemos a cualquier mediocre, seremos corresponsables de las frustraciones futuras. Y si no se les cae una idea, no compremos el discurso simple de resistirnos a los cambios, simplemente porque no se les ocurre a ellos. Merecemos mejor, y lo demostremos analizando mínimamente nuestro presente, el pasado que soportamos y el futuro que queremos. Feliz Domingo.