COMENTARIOS PARA LECTORES OCASIONALES

Inauguré este sitio con 5 artículos que ya tenía escritos, entre 2003 y 2005. Algunos analizaban un momento particluar y pueden sonar desactualizados, pero en la mayoría de los casos son hechos cuyos efectos perduran.
A partir de ahí voy subiendo mis comentarios que considero más interesantes para el público interesado en temas políticos. En general tratan temas de política internacional, de Argentina y Latinoamérica. Muy rara vez escribo sobre la política local de mi provincia, Tucumán.
Espero que disfruten del blog.

miércoles, 13 de abril de 2016

RENACE UNA ESTRELLA

Tratando de no caer en apoyos acríticos ni en descalificaciones dogmáticas me animo a interpretar que los consensos se construyen con la negativa. Creo que gran parte de los votos que permitieron a Macri llegar de su 34% inicial al 51% del ballotage son los que llamo "voto Etchecopar" en referencia al reaccionario más mediático que tenemos que confesó haber votado a Macri por votar "contra Cristina". Y también creo que la capacidad de convocatoria que tiene Cristina hoy es producto de una torpeza en la gestión propia de los liberales. Siempre creyeron que al país se lo administra como una empresa y como tal no necesitan ni de gestos políticos ni de construcción de consensos. Y este combo de miopía y soberbia ha permitido que nada menos que la presidente saliente cope la calle y tenga un micrófono a su disposición para expresar un discurso político que la realidad ha remozado. Yo critiqué y sostengo que su propia soberbia y ombliguismo la llevó a Cristina a armar una fórmula presidencial a total contramano de sus bases que estaban dispuestas a ir a una primaria y nombrando a un vice absolutamente innecesario desde lo político y discursivo. Pegar a Scioli a su imagen fue lo que terminó haciendo perder los pocos puntos que fue la escuálida diferencia a favor de Macri. Y pensar que se la jaquea judicialmente con una causa pobre llevada adelante por el juez más cuestionado de todo el aparato judicial no hizo más que darle un protagonismo que ella esquivó durante estos 120 días. Me recuerda esos pases más que anunciados de Nico Sánchez que terminan en un try rival al entregarle la iniciativa y la cancha por torpezas propias. La pobre o nula capacidad de movilización del oficialismo sumado a lo impopular de todo lo que hace desde la gestión y condimentado con estas torpezas que regala la palestra al sector más combativo de la oposición no es otra cosa que un harakiri político que tornará insostenible la gobernabilidad cuando las movilizaciones y protestas sociales se hagan tema cotidiano y los senadores, gobernadores e intendentes que estuvieron tan prestos a sumar sus voluntades empiecen a resguardarse del incendio anunciado. Siempre espero lo mejor pero mi vicio de analista me está indicando todo lo contrario. Y Macri y los suyos, con sus propias cuotas de corruptela a cuestas que inundaron los titulares del mundo, no hacen más que torpedear su propia sustentabilidad política indispensable para mantenerse en el poder con una mínima tranquilidad. Habrá que cambiar las aspiraciones políticas. en lugar de un gobierno del más apto habrá que soñar apenas con el del menos inútil.

sábado, 9 de abril de 2016

LA CORRUPCIÓN DE LA IDEA

Así como Néstor reconoció que en 2003 se presentó como candidato para testear el terreno y pelear la presidencia en serio recién en 2007, en 2015 el oficialismo actuó como si fueran a seguir en gobierno y no barrieron lo suficiente bajo la alfombra antes del intempestivo retiro. Al conocerse los resultados de la primera vuelta todos andaban con las caras largas como si se les hubiera muerto el tamagotshi por algún imperdonable descuido. 
A mi no se me mueve un pelo al ver desfilar a corruptos por pasillos tribunalicios porque no tengo por qué simpatizar con esas mañas tan argentas. Yo tengo mis propias teorías sobre lo endémico de ese mal, sus causas y su persistencia, pero no son motivos de este comentario.
Vimos como la prensa machacó por años con “el gobierno más corrupto de la historia”, algo objetivamente falso, pero no porque le interese un gobierno más honesto, sino uno más acorde a sus intereses, no importa si fuera incluso más corrupto aun. Y aquí está, en mi opinión, la malversación del voto popular.
El oficialismo anterior comete el imperdonable ejercicio del manejo turbio de los fondos públicos y uno o dos contratistas del estado se hacen multimillonarios de un lustro a la mañana. Y esta costumbre se replicó bajo la gestión de Macri en la CABA de idéntica manera pero lejos de los titulares de los diarios. Y hoy está potenciado a nivel nacional. En una palabra, todos son corruptos en igual medida. Así que una vez digerido ese sapo, veamos que nos queda.
La diferencia está en la política económica. Vi por los informativos como un empleado de Cresta Roja se lamentaba haber votado a Macri, quien a las pocas horas de asumir mandaba a reprimir su protesta por perder el trabajo. Ese muchacho es un claro ejemplo de alguien que votó “un cambio” por estar harto del presente sin considerar para nada el aspecto político que subyace tras esa consigna por demás superficial. Un trabajador que está luchando por su puesto de trabajo en una empresa quebrada que necesita del auxilio o intervención estatal para salir adelante no debería estar votando a un partido cuya consigna es el repliegue del estado y el sálvese quien pueda económico. Cualquier desapasionado que haga un mínimo análisis se daría cuenta de esto.
El hastío hasta irracional por todo lo que representó el gobierno anterior lleva hoy a justificar todas las medidas económicas tomadas como si la gestión saliente hubiera tarjeteado todos los gastos y beneficios otorgados y le corresponde a Macri levantar el resumen de cuenta y pagar, algo completamente falso. Los desequilibrios innegables se podían corregir sin efectuar una obscena transferencia de ingresos de un sector de la sociedad a otro. Esto último era el objetivo del “cambio”, no luchar contra la corrupción. Hoy los jueces, cagones como ellos mismos, se les da por juzgar y detener a personajes que llevan años comportándose de la misma manera para alinearse con los vientos actuales y todo hace pensar que las delincuencias presentes se juzgarán bajo otro signo político, costumbre tan argentina.
En definitiva, lo que me harta parejito es la constante rapiña que acompaña a toda gestión que aparezca y nadie con poder real haga algo concreto para terminar con esto, dando un claro ejemplo de arriba hacia debajo de cómo podemos ser mejores personas. Atucha II se paralizó durante la gestión de Alfonsín, el más honesto de nuestros presidentes, por lo escandaloso de los sobreprecios que hicieron inviable la obra, por ejemplo. Y el presente no tiene ni manera de disfrazar su decisión de delinquir con personas como Alonso al frente de la oficina anticorrupción o un abogado del HSBC al frente de la oficina anti-lavado. Un mal chiste que la ilusa sociedad prefiere no escuchar convencida como está de que con Báez preso y Caputo libre han avanzado notablemente en la calidad institucional. No lo hicimos. Una gestión económica que ha destruido puestos públicos con el argumento del despilfarro, ha subido los costos de los servicios de manera brutal de la noche a la mañana afectando el consumo popular que a su vez impacta en la recaudación fiscal, ha dejado sin protección a miles de pymes abriendo la economía y tantas medidas más va camino al desastre. Abrir la puerta al endeudamiento es abrir el grifo de la fuga de capitales, fenómeno que es asintomático en el día a día pero es la verdadera fiesta para pocos que debemos pagar todos y fue el motivo del eterno endeudamiento argentino. Ya vivimos todo esto. La corrupción es la pátina milagrosa que permitió olvidar la formidable lección aprendida durante la gestión de Néstor: la Argentina podía crecer, acumular reservas, pagar deuda, desarrollarse y tender a ser socialmente más justa sin endeudarse, sin alinearse con los capitales especulativos y sin aplicar las clásicas recetas liberales como las actuales. Era cuestión de corregir el rumbo, no cambiarlo por otro. Según mi punto de vista.