COMENTARIOS PARA LECTORES OCASIONALES

Inauguré este sitio con 5 artículos que ya tenía escritos, entre 2003 y 2005. Algunos analizaban un momento particluar y pueden sonar desactualizados, pero en la mayoría de los casos son hechos cuyos efectos perduran.
A partir de ahí voy subiendo mis comentarios que considero más interesantes para el público interesado en temas políticos. En general tratan temas de política internacional, de Argentina y Latinoamérica. Muy rara vez escribo sobre la política local de mi provincia, Tucumán.
Espero que disfruten del blog.

sábado, 7 de noviembre de 2015

LA BATALLA CULTURAL Y UNA LUZ AL FINAL DEL TUNEL

Reflexiones Domingueras 18-10-15

La agenda mundial ha sido durante muchas décadas fijada por Estados Unidos. Esto no se discute. Y por eso también, en particular a partir de 1980, el sentido común pasa por el meridiano de las ideas liberales. Y los grupos de poder económico son las vedettes de todo este proceso. Se buscaba seducirlos, atraerlos, darle todo tipo de ventajas con el objetivo que graciosamente, una vez que llegaran a niveles de opulencia intolerables para ellos, derramaran fortunas escaleras abajo y esa era la estrategia para que la clase media y los pobres progresen. Todavía se vende esta idea.
Más de tres décadas después, la desigualdad en el mundo se ha vuelto pornográfica. Y tal es el desequilibrio que todo el aumento del pbi mundial fue a parar al 1% de la población. La clase media tiene hoy un ingreso igual o inferior al que tenía 30 años atrás. Esto se ha estudiado muy profundamente en los últimos tiempos (ver el reciente Premio Nobel) y es cínico tratar de desmentirlo sin datos duros. Tal es así el deterioro que hoy la propia clase media de los EEUU sufre una de sus más profundas frustraciones. Y se produjo ahí algo que nos es familiar, aquí y en gran parte del mundo. Los poderosos y sus medios han apretado el acelerador atacando cualquier discurso de cambio o de riesgo para sus intereses. Los grupos conservadores y liberales se han extremizado. En nuestro continente se ha dado con mayor o menor descaro. Se ataca a los gobiernos por sus corrupciones, sus personajes de dudosa trayectoria y sus propios goles en contra pero en el fondo lo que les molesta es una política que, mínimamente y de manera incompleta, fuerza la balanza a favor de las clases trabajadoras, los desocupados, los vulnerables. Políticas tibias con las que hasta el Papa comulga. Mal llevado, con contradicciones y con actos indefendibles, pero el continente ha progresado como nunca antes. Pero es falso el interés por la honestidad, transparencia o republicanismo que estos medios exhiben. Nunca les preocupó estas cuestiones si el gobierno de turno bailaba al compás de su ritmo. Negar este comportamiento también es no querer ver algo que está a disposición de cualquier curioso que quiera pispear una tapa de diario de hace 20 o 30 años. 
Y por eso tengo escasas esperanzas de cambios profundos si no se tocan intereses muy poderosos. Actualmente estoy haciendo una investigación del período entre enero de 2002 y septiembre de 2004 cuando la Argentina sostuvo una pelea con el FMI hasta finalmente abandonar toda negociación, unilateralmente. Eso fue un éxito rotundo contra una entidad que se nos vendió imbatible e indispensable. Mal que le pese a un amigo de un amigo, historiador él, que pretende ver ese proceso como una gran derrota argentina frente al establishment, entidad que le provoca sueños húmedos al punto de gozar si nos hacen morder el polvo. En realidad fue un gran triunfo de una estrategia negociadora, torpe y vacilante al principio pero inteligentemente llevada adelante más tarde. Y por eso quiero rescatar detalladamente ese ejemplo y el coraje con que se llevó adelante. El éxito se debió también a las excelentes capacidades argentinas de recuperación, con una industria ociosa que durante largo tiempo se nos hizo creer que era inútil pero ni bien las condiciones cambiaron levantó vuelo nuevamente. Condiciones que Grecia no tuvo y razón por la cual, entre otras flaquezas, no pudo seguir un camino similar y claudicó ante los poderes establecidos, garantizando un futuro paupérrimo para su pueblo por largo tiempo. Otra razón para valorar nuestroa determinación. 
Cuando la mayoría norteamericana comprenda que los que manejaron su país por tanto tiempo no son la solución a sus problemas y más aun, cuando comprendan cabalmente que han sido la causa principal de sus penurias, estos esfuerzos de transformación que con tanto sacrificio se llevan adelante en algunas partes del mundo, empezando por nuestro golpeado continente, se irán haciendo sentido común Entonces estas ideas de mayor equidad y justicia social podrán consolidarse como derechos adquiridos. Los países que ya lo saben, como los escandinavos y varios otros, son los que mejor desempeño global tienen. Y también son la prueba que un nuevo mundo será posible. Pero cuando se dirima la batalla cultural. Solo entonces. 
El camino es largo y no hay muchas esperanzas. Pero las hay. Yo insisto: cuando veo hoy que se perfila con posibilidades concretas en EEUU un candidato independiente que está copando la estructura del Partido Demócrata y que en los años 60 militaba contra la guerra en Vietnam, que en el conflicto nicaragüense de principio de los 80 estaba del lado de los revolucionarios, se opuso a la política de Reagan y viajó a Nicaragua para establecer lazos entre su pueblo, del que era intendente, y un pueblo del país centroamericano, que a mediados de esa década del 80 ya hablaba de matrimonio igualitario y cuestionaba el sistema bipartidario cooptado por las corporaciones, se opuso en los
90 a
la desregulación del sistema financiero que llevó a la crisis del 2008, se opuso a la guerra en Irak en la década pasada y hoy se opone a la intervención en Siria, quiero creer. Y hoy recauda para su campaña con miles de donaciones individuales que promedian los 30 dólares en contraste con los millonarios aportes de grupos de poder que reciben los otros candidatos, todos. Me da cierta esperanza cuando escucho sus proclamas de campaña y son idénticas a las que recitaba en su carrera a la intendencia de Burlington a mediados de los 80. Con este candidato, Bernie Sanders, en gatera, y el surgimiento de su tocayo Jeremy Corbyn en el Reino Unido, quiero tener la esperanza que un mundo mejor está más cerca. No se si lo veré pero creo inevitable que mi hijo lo vivirá. Y entonces siento que mi prédica de décadas puede no haber sido en vano. 
Hoy, de cara a las elecciones del domingo que viene, no tengo enormes entusiasmos. Pero tengo en claro que al menos un candidato, justamente el mimado, lógicamente, por los medios y los grandes grupos económicos, está en la grilla de largada apuntando en el sentido contrario. Y yo voto por un mañana mejor, aunque hoy los intérpretes no sean los ideales. Las corporaciones y los grupos de poder tuvieron su oportunidad y ya vimos a donde nos llevaron, a nosotros y al planeta. Una parte importante del mundo lo está descubriendo también. Me opongo a volver a un pasado del cual, lenta pero paulatinamente, las mayorías están intentando dejar atrás. 
Hoy lo posteo temprano porque quiero ver a Los Pumas. Feliz domingo amigos.

         

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