El país está siendo manejado por la ortodoxia económica. El nombramiento de González Fraga al frente del BNA es un acelere de esa tendencia. El problema eterno y que no me canso de señalar es que esta cofradía de economistas que abrazan esa filosofía económica y que tienen acceso a micrófonos, diarios y cámaras a su antojo no pueden respaldar en los hechos sus soberbias teorizaciones. Algunos recurren simplemente a la mentira o a flagrantes inexactitudes, para decirlo suavemente. En los debates de FB ya antológicos con mi amigo Marco Diaz, se le ocurrió mencionar como ejemplo de país donde el libre mercado pasea a sus anchas a Islandia, un país que tiene un sistema similar al del resto de Escandinavia (lo incluyo por coincidir sus raíces) célebres por una fuerte intervención estatal en la economía. Tener que recurrir a ese ejemplo para afirmar su teoría es una virtual confesión de que carece de tales.
González Fraga estrenó su cargo con esta afirmación: "No sirve estimular el consumo, es irreal”. Entre otras afirmaciones tan desacertadas como esta. Veamos un poco como funcionó la realidad cuando se aplico´esto que "no sirve".
Durante la crisis posterior al colapso de 1929 el presidente Hoover aplicó las recetas que escuchamos a diario: bajar el gasto público, cortar servicios estatales, reducir subsidios, gastos en educación, salud, etc. Todo el combo que está aplicando este gobierno. El resultado fue un aumento de la pobreza, el estancamiento y una profundización de la crisis. Surgieron como nunca antes ni después los hoy llamados asentamientos, antes le decíamos villas miserias, en las afueras de las grandes ciudades norteamericanas (foto). Roosevelt asumió en un día como hoy de 1933 y aplicó justamente la política que González Fraga dice no servir. Se hicieron miles de obras públicas con dinero estatal creando millones de puestos de trabajo. Carreteras, grandes diques, puentes (foto), escuelas, teatros, etc. Similar política permitió un rápido recupero de Europa después de la segunda guerra mundial. Y al asumir Obama en 2009, después del colapso de 2008, aplicó un proyecto de estímulo al consumo conocido como ARRA que sacó a los USA de su caída libre heredada de W. Bush. El primer trimestre de ese 2009 proyectaba una retracción del 5,4% de la economía que ya en el segundo semestre (si, ahí se ve como a pesar de la pesada herencia una correcta política económica revierte una crisis) las cifras eran positivas, terminando el año con una retracción del 1,4% y provocando un 2010 creciente en 2,5%. También en nuestro país, a pesar de un contexto desfavorable, la defenestrada política de estimular el consumo de Kiciloff provocó en 2015 un crecimiento del 2,4% según cifras macristas. La afirmación con que debutó González Fraga, menos espantosa que las conocidas del 2015 pero igual de desacertada, es absolutamente falsa. La experiencia (esa calamidad para los teóricos de la derecha) es que estimular el consumo funciona. Así que hay que prepararse para rumbo errático y a peor. Esto es lo que se les ocurre de cara a las elecciones de este año. Y como son gobierno, las mentiras y esquives de Durán Barba poco ayudarán. Salvo que, nuevamente, el votante decida creer todo lo que le dicen.
Durante la crisis posterior al colapso de 1929 el presidente Hoover aplicó las recetas que escuchamos a diario: bajar el gasto público, cortar servicios estatales, reducir subsidios, gastos en educación, salud, etc. Todo el combo que está aplicando este gobierno. El resultado fue un aumento de la pobreza, el estancamiento y una profundización de la crisis. Surgieron como nunca antes ni después los hoy llamados asentamientos, antes le decíamos villas miserias, en las afueras de las grandes ciudades norteamericanas (foto). Roosevelt asumió en un día como hoy de 1933 y aplicó justamente la política que González Fraga dice no servir. Se hicieron miles de obras públicas con dinero estatal creando millones de puestos de trabajo. Carreteras, grandes diques, puentes (foto), escuelas, teatros, etc. Similar política permitió un rápido recupero de Europa después de la segunda guerra mundial. Y al asumir Obama en 2009, después del colapso de 2008, aplicó un proyecto de estímulo al consumo conocido como ARRA que sacó a los USA de su caída libre heredada de W. Bush. El primer trimestre de ese 2009 proyectaba una retracción del 5,4% de la economía que ya en el segundo semestre (si, ahí se ve como a pesar de la pesada herencia una correcta política económica revierte una crisis) las cifras eran positivas, terminando el año con una retracción del 1,4% y provocando un 2010 creciente en 2,5%. También en nuestro país, a pesar de un contexto desfavorable, la defenestrada política de estimular el consumo de Kiciloff provocó en 2015 un crecimiento del 2,4% según cifras macristas. La afirmación con que debutó González Fraga, menos espantosa que las conocidas del 2015 pero igual de desacertada, es absolutamente falsa. La experiencia (esa calamidad para los teóricos de la derecha) es que estimular el consumo funciona. Así que hay que prepararse para rumbo errático y a peor. Esto es lo que se les ocurre de cara a las elecciones de este año. Y como son gobierno, las mentiras y esquives de Durán Barba poco ayudarán. Salvo que, nuevamente, el votante decida creer todo lo que le dicen.
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