Me gustan los balances, las conclusiones.
Como transitar un sendero en la naturaleza y de tanto en tanto detenerse en un
lugar elevado y mirar el paisaje para saber si vamos bien rumbeados.
Pero el presente no es fácil de
analizar, en particular por el grado de polarización que ha calado hondo en
cada argentino. La objetividad es un recuerdo lejano y por más que uno intente
siempre aparecerá la voz crítica que nos colocará en uno u otro extremo del arcoíris
político, sin necesidad de justificar con conceptos tamaño absolutismo.
Así que mencionaré la obviedad que
siempre hago en estos casos. Lo que sigue es mi punto de vista, uno más dentro
de un concierto de interpretaciones de una realidad que palpitamos como única
pero que cada uno mira desde una perspectiva diferente.
Tengo información cuantiosa, de
diferentes medios y autores y referidas a distintos momentos históricos de las
últimas 5 décadas que me confirman, más allá de toda teoría conspirativa,
disciplina que generalmente esquivo, que hay una tendencia mundial por parte de
diversos centros de poder, en particular económico, de invadir los medios de
comunicación para generar un sentido común que favorezca sus intereses. Eso,
dicho de alguna manera. Lo podría expresar mejor si creyera que mis comentarios
merecen más detenimiento de mi parte, algo que está aún por verse.
Esta lógica que puedo referenciar si
me propusiera un trabajo más extenso, tiene su correlato en estas pampas y de
manera grosera. Esta nota está acompañada con una imagen de la tapa de Clarín
del 4 de diciembre de 2001. Hacía 24 horas todos los ahorros y dineros en
cuentas corrientes de los argentinos habían sido confiscados por el gobierno y
solo se les permitiría acceso a raíz de 250 pesos por semana. Un hecho
económicamente catastrófico para el público y prueba de un colapso de la
economía que desembocaría en pocos días en la más grave crisis de la historia
argentina. Y sin embargo ahí se insinúa como la “gente” tiene dudas, asociando a
esa entelequia menor la ignorancia, mientras “los mercados”, algo mucho más
sofisticado e informado, están “mejor”. No importa la gravedad de la situación,
siempre titula para conformar su núcleo duro de intereses. En la década liberal
que precedió a ese infausto mes el diario de la cornetita creció órdenes de
veces participando en todo tipo de negocios con el estado y convirtiéndose en
un gran grupo de negocios capaz de influir aún más en el quehacer diario, algo
que ya era una costumbre de décadas. El ejemplo sirve para mostrar, ya en la
lejanía, como el medio lejos de informar a lo que se dedica es a formar.
Generar sentido común. En aquel caso vender una imagen de normalidad cuando el
colapso ya estaba en curso. Invito a mirar la tapa del día anterior, cuando
informaba de la captura de los dineros privados por parte del gobierno y titulaba
como si la medida implicaba simplemente un trámite más para acceder a los
ahorros cuando en realidad era una confiscación. Hoy defender esa estrategia
comunicacional sobre este tema en particular es virtualmente imposible y por
eso me fui a 15 años atrás. Hoy aparecerían voces criticando mi oposición al
medio como una postura prejuiciosa y cooptada por parcialidades recientes.
Mi entendimiento e imprescindible de
explicitar para el presente análisis es que esta tendencia del diario,
replicada ahora en la TV abierta, cable, radios y portales que son las
herramientas actuales que exceden en largo al papel, ha venido horadando
constantemente a la opinión pública hasta convencerla, en mayorías suficientes,
que el gobierno pasado ha sido el más corrupto de la historia y que la presente
gestión es llevada adelante por hombres probos preocupados por los destinos de
la patria y sin nada que ocultar.
Esto a fuerza de repetición diaria
trasciende los titulares y penetra los capilares de la conciencia individual.
Este año he oído desde la inocente “dale tiempo” hasta construcciones algo más
sofisticadas del tipo “él maneja su propio dinero en cambio Cristina hizo su
fortuna con dinero del pueblo”. Afirmación que el interlocutor toma como un
axioma ya que no tiene como comprobar ni una ni otra mitad de la frase. Pero le
“suena” real a punto de defenderlo vehemente en cualquier discusión descartando
como falaz cualquier argumentación en contrario.
La gestión actual no soportaría una
semana en el poder si un buen día este medio y su sistema de satélites comenzara
a poner a consideración del público la ubicación estratégica en oficinas del
poder a conspicuos interesados en cada área, la seguidilla de leyes y decretos
que permitieron la obscena transferencia de ingresos públicos hacia las
empresas representadas por esos funcionarios, la toma indiscriminada de deuda
en dólares, moneda local y otras dejando su pago en hombros de la población
para que propios y asociados puedan remitir utilidades al exterior o
simplemente fugar dinero, las decenas de empresas en paraísos fiscales que
presidente y funcionarios poseen para escabullir impuestos, los contratos
directos a amigos y parientes, la persistente negativa a cualquier política que
favorezca a conjunto de la sociedad y decenas de situaciones más que
extenderían aún más mi comentario. Nada de eso ocurrirá y ningún proceso
judicial al respecto andaría cómodo por tribunales siendo que uno de los
abogados del grupo Clarín hoy integra la Corte Suprema. Tan blindada está la
presente gestión que las movilizaciones de protesta aún son actos aislados que
no ponen en jaque ni al gobierno ni a la continuidad de las políticas. Así como
en diciembre de 2001, a 2 semanas del estallido general, el diario seguía
comentando como si se tratara de una simple medida más cuando era en realidad
la chispa que provocaría la colmatación de la paciencia de todo un país, el
presente que va rumbo a lo mismo no será informado en estos medios hasta el día
después, cuando estemos buscando entre los escombros qué permanece de la
Argentina que alguna vez conocimos.
Abocados todo el año a titular las
peripecias legales de funcionarios de la gestión anterior, pocos que solo se
informan por estos medios tienen una cabal dimensión del nivel de desmadre de
la situación económica del país. Es cierto que parte del problema ya era
visible hace un año pero los paradigmas económicos son radicalmente diferentes.
Sin ponerme aquí a defender teóricamente una u otra concepción, sí puedo en
cambio mostrar los resultados que dichas ideas produjeron en el pasado. Una
solución al desequilibrio pueda pasar por bajar todo tipo de gasto, estrategia
utilizada hasta el hartazgo en el pasado con ningún resultado exitoso que yo
recuerde. El ejemplo más reciente es la política de déficit cero implementada
por Cavallo en julio de 2001 que lo único que logró fue acelerar la caída.
Aquel gabinete tenía muchos integrantes del actual y que hoy repiten la misma
política como si mágicamente nos llevaría por diferentes resultados. Nada de
esto se comenta en los grandes diarios argentinos salú. Y ya que mencionamos
las peripecias judiciales podemos detenernos un poco en eso también. Por la
seguidilla de titulares que vimos desde 2008 a la fecha, la sensación que todos
tienen es que la simple imputación de algunos de estos llevaría de inmediato a
su detención y que “se pudra en la cárcel”. Resulta que a Boudou, emblema de la
corrupción K hoy algo demodé, mucho más allá que las declaraciones de una novia
despechada de un supuesto testaferro, cruces telefónicos y alguna transferencia
desprolija de un auto viejo, las contundentes pruebas que lo pondría años a la
sombra aparentemente no aparecen, ya que con los hoy tribunales tan entusiastas
sigue cual Niki Lauda, quemado pero libre y tranquilo. Báez tiene en el
bolsillo el naipe de “salir de la cárcel gratis” ya que una parte importante de
sus negocios turbios lo realizó a la sombra de jugadores más grandes que
resultaron familiares directos del actual impoluto presidente. No creo que
avancen demasiado las investigaciones por este lado. El patético comprovinciano
arrojador olímpico de bolsos con complicidades de novicias rebeldes que no le
será fácil zafar de tan in fraganti de su caso resultó ser un electrón libre
que no se logra vincular con cómplice alguno. Esto por mencionar el caso más
explícito e indefendible de corrupción hasta ahora descubierto, siempre limitándonos
a la gestión anterior. Nueve palos verdes. Los casos más avanzados contra
Cristina son el dólar futuro y los hoteles del sur. En el primer caso la
defensa es bastante sencilla. Es un acto de gobierno que se transformó en
negocio espurio gracias a medidas que tomó la actual gestión y cuyos
beneficiarios fueron funcionarios actuales que el juez ya declaró inocentes.
Condenar a Cristina requiere de microcirugía legal y mucha literatura
fantástica. Mucho más simple sería demostrar como Aranguren favoreció a su
empresa Shell en detrimento de las cuentas públicas porque todo está
oficializado en decretos y medidas explícitas. Pero la justicia no le interesa
porque no lo leyó en los principales medios.
Los gobiernos que de autotitulan
progresistas son más culpables cuando comenten un acto de corrupción que un
gobierno conservador-liberal. Esto es lo que sostengo desde hace décadas y fue
el motivo de mi axioma “la honestidad de un gobierno es inversamente proporcional
a su liberalismo económico”. Álvaro García Linera, vicepresidente boliviano, lo
explicita formidablemente cuando exige que la gestión progresista y en defensa
de lo popular vaya acompañada de integridad porque “la corrupción es una
característica del capitalismo salvaje, de los regímenes liberales y
antipopulares”. Es dar un gran paso atrás para dejar expuesto al corrupto.
Convivir con la corrupción es torpedear la filosofía con que se llega al poder.
Y por eso mi crítica al peronismo que es políticamente higroscópico, absorbe
cualquier idea que se le presente y anida aventureros individualistas y
corruptos en su seno. La gestión actual, en cambio, lleva la corrupción en su
estructura, en el centro de su quehacer cotidiano. Basta ver la arquitectura
societaria de sus funcionarios y descubrirán a simple vista que están “vestidos
para delinquir”. Empezando por el presidente, el mayor de todos por su tamaño,
historia y complejidad en el entramado de sociedades y andamiaje familiar para
repartir cargas, responsabilidades y sellos de goma. Mi sueño es una gestión
radicalmente diferente, desde la ideas como del comportamiento mafioso tan
característico. Que no salga en los diarios no los hace inocentes. De la misma
manera que hacer tapa todos los días no te hace culpable.
Volviendo a la gestión económica, la
idea que se propala es que era inevitable, que era la única opción, que había
una bomba de tiempo. El tema es que si hay opciones y hay otras maneras de
hacer las cosas. Detrás del velo de corrupción con que se la quiso ocultar, hay
corrientes de opinión diferentes y para colmo con ejemplos prácticos positivos.
La estrategia tanto de Scioli como de Massa, explicitada por sus economistas, y
que representan más del 60% de los votos emitidos, apostaba al crecimiento y al
mercado interno como manera de equilibrar las cuentas fiscales. No al ajuste
presente que lo único que hizo, tal como pronostiqué en noviembre de 2015, fue
aumentar el déficit al punto tal de hoy dar letra a los más ortodoxos que
aúllan por mayores ajustes y shocks que significan mayores penurias y
garantizan fracasos más rápidos aún. Más que tropezar con la misma piedra es
llevarse puesto de nuevo la camionada de ripio.
El juicio a Milagro Sala,
probablemente el primero de estos en lograr la instancia de oral y público, fue
una muestra cabal de lo artificial y armado de las pruebas en contra que
permitió el lucimiento de la abogada defensora. Más rápido y explícito que los
pesados y polvorientos expedientes, la característica de público deja a los
jueces más expuestos a la hora del fallo. Algo que no sucede cuando leemos ya
consumado sobreseimientos de cuanto funcionario actual que jueces redactan
entre gallos y medianoches.
La finalidad de generar indignación con
el latiguillo de la corrupción (Lula enfrenta media docena de juicios) no es
porque se anhela gobiernos honestos e impolutos. Se anhela otra política
económica. Entonces de nada sirve señalar corrupción si no se la vincula de
inmediato con la gestión de la cosa pública y principalmente con la gestión
económica. Aquí la razón de vincular al exministro Kiciloff con una cuenta en
Delaware, totalmente inexistente. El responsable del área económica debe caer
bajo el manto de corrupción, tal cual le pasó a Boudou, porque lejos de querer
honestidad se quiere otra política económica. Esa es la razón de tanta
insistencia. Es insostenible la idea de una gestión honesta en el actual
gobierno. Una mínima investigación que vaya por fuera de los titulares descubre
los fondos injustificados de la vice-presidente, las operaciones inmobiliarias
de su fundación en Calafate (nada menos), los contratos directos a Majul y
esposa, a la esposa de Leuco, a Niembro y los favores mencionados a Clarín,
sobreseyendo a sus titulares en la escandalosa cooptación de Papel Prensa
durante la dictadura y la veloz declaración de inocencia de funcionarios
actuales ya mencionada. Toda la estructura mediática en función de una política
económica. Tal cual sucedía en 2001, tal cual pasó en la dictadura. De las
otras carteras y por fuera de los medios hay para hacer dulce.
Molesta mi opinión, reconozco. Pero
hay algo que me reconforta: se sostiene en el tiempo. Conservo mis escritos
políticos desde 1985 y mis vaticinios no estuvieron tan pifiados. Especialmente
si se los compara con los anuncios de nuestros ilustres funcionarios apenas un
año atrás. Veo un 2017 más complicado todavía, simplemente porque se está
partiendo de un escenario mucho más deprimido que hace un año pero con los
mismos funcionarios y con las mismas ideas que complicaron el presente año más
allá de lo necesario. Espero equivocarme, algo que no es muy frecuente
lamentablemente.
Pero con estas ideas aprovecho la
paciencia de los lectores para desearles a todos felices fiestas y un futuro
mejor.