Luis Octavio Corvalán - Consultor - Generación de Energía
Uno de los temas que aparece en cuanto discurso político se escuche es la energía. Y aquí quiero aportar algo que no leo ni escucho demasiado a menudo y que considero es la madre de las discusiones. Argentina es un país bendecido por tener fuentes y reservas abundantes de energía. Por su Constitución, los recursos energéticos del país pertenece a su pueblo. La versión reformada de 1994 especifica que los recursos naturales pertenecen a las provincias(1). Reafirma la frase precedente pero atomiza algo las decisiones a qué hacer con los recursos, como explotarlo y eso hace más fácil que el peso del sector privado se imponga por sobre los intereses del conjunto de la sociedad.
Y esto abrió las puertas a la privatización y principalmente a la extranjerización de la energía en la década del 90, de la mano del peronismo(2) .
Para atraer a un inversor privado, obsesión de dudosa ventaja para un país como Argentina, en el rubro energético la teoría liberal dice que hay que prometerle un precio internacional por lo que se propone explotar y vender y por lo tanto el vigente en el mercado interno(3). Sea esto petróleo, gas, energía eléctrica o minerales. Resultado de esto a partir de la privatización es que un particular, una pyme o incluso un organismo público, debe pagar la energía que consume en la forma que fuere a valores internacionales. Esto elimina de un plumazo la ventaja inicial de tener abundante energía en el país. Y un productor debe pagar por la energía consumida exactamente lo mismo que un país que debe importar su energía. Esto, aparte de ser absurdo, deja a todo en conjunto de la sociedad y a sus industrias productivas al margen de la natural ventaja que tiene Argentina de poseer sus propias fuentes de energía.
Y para empeorar las cosas, además de hacer menos competitiva su industria que no puede aprovechar grandes escalas porque la Argentina tiene una población modesta, les impone la necesidad de generar divisas excedentes para que los propietarios privados puedan remitir al exterior sus utilidades. Esto exacerba el principal problema argentino: la falta de dólares. Por su enorme extensión geográfica y sus abundantes recursos, Argentina debería tener una población económicamente holgada como lo ocurre en países grandes con recursos energéticos propios y con poca población, como Noruega, Australia, Canadá y otros.
Argentina, durante el período que podemos arrancar con la Primera Guerra Mundial y finalizando en la dictadura de 1976-83, tuvo una política activa de sustitución de importaciones y de explotación mayoritariamente estatal de sus recursos energéticos. La apertura indiscriminada que llevó adelante Martínez de Hoz destruyó en gran medida la industria nacional que por décadas se había desarrollado en base al mercado interno(4).
Además de la energía, el Estado también había desarrollado nichos estratégicos para su desarrollo industrial como lo fue la producción de acero, vital para el desarrollo. El combo de SOMISA, los altos hornos más grandes de Sudamérica en ese momento, más las minas de Sierra Grande (mineral de hierro) y Río Turbio (carbón de piedra) cerraba un ciclo productivo de acero que colocaba a la Argentina en una posición estratégica privilegiada para desarrollar su industria pesada, la metalmecánica y la automotriz al poder incidir en el precio interno de esa vital materia prima: el acero(5). Esto traslada las ventajas competitivas propias del país al tener su propio yacimiento de mineral de hierro y la energía para su producción (carbón) hacia los otros actores de la cadena productiva: la industria que requiere acero como materia prima. Esto realmente sentaba las bases para un muy buen desarrollo industrial integrado, estratégico y fundamental para atravesar la barrera de una producción destinada casi exclusivamente al mercado interno para pasar a ser un país exportador de productos industrializados. Este proceso ya estaba en marcha y dio como resultado que en el año 1974 el país logró el record de participación industrial en el total de exportaciones.(6) Este resultado alentador se dio solo dos años antes de que en 1976 José Alfredo Martínez de Hoz convenció a muchos que todo lo que se venía haciendo estaba mal.(7)
Argentina, de tener un proyecto integral de país con un manejo racional y promovido desde el Estado para su desarrollo industrial y energético, con políticas activas e inversiones estratégicas en nombre del pueblo argentino pasó a entregar sus recursos y medios de producción de energía y acero a capitales extranjeros. Esto atomizó el sistema eléctrico nacional y derivó en intereses privados las inversiones necesarias para mantener la oferta de energía.(8) Estas inversiones privadas derivaron en un cambio radical de la matriz energética ya que ningún inversor particular le interesa un modelo de generación basado en fuentes hidráulicas o nucleares que requiere de un tiempo de amortización largo. Florecieron las centrales de gas y de ciclo combinado que aprovecharon justamente la abundancia de ese combustible gracias a décadas de inversiones estatales en yacimientos, gasoductos y centrales de bombeo que el país ya tenía montados bajo la gestión estatal.(9)
Esto es una introducción a un trabajo más extenso que se completará en 2020 pero quise adelantar a mis lectores con motivo del recambio de gestión a producirse en 48 horas. Los puntos salientes ya se aprecian: Argentina renunció a aprovechar su enorme ventaja estratégica de costos al privatizar y extranjerizar su energía, en todas sus formas. La privatización de zonas mineras estimuló el desarrollo de la minería en el país pero entregó escandalosamente la renta de las riquezas mineras que por Constitución pertenecen al pueblo argentino a empresas extranjeras. Se perdió el carácter estratégico de las inversiones energéticas y de insumos vitales para la industria al dejar todas las decisiones al mercado y a privados. Argentina sufrió un paulatino proceso de desindustralización, violenta extranjerización y sucesivas crisis de deuda cada vez que intentó un proceso de liberalización y apertura de su economía. Los procesos de industrialización, integración para el crecimiento, baja del desempleo, aumento de calificación de la fuerza laboral y resultados positivos de macroeconomía con nula o muy baja dependencia de deuda externa se produjeron durante los períodos en que se aplicaron políticas muy diferentes a las liberales y neoliberales.
La extensión de este análisis proseguirá más adelante. Pero queda abierto el debate. Aclaro que considero positivo el actual cambio de rumbo, pero como se deduce de lo expresado, estamos lejos de un ideal que, por el momento, no es mucho más de lo ya experimentado en Argentina durante más de 60 años de crecimiento con asenso social sostenido y logrando la ciudadanía más igualitaria de latinoamérica, con educación, salud pública y seguridad social como en ningún otro país. Los que se pasaron una vida criticando ese modelo todavía no lograron mostrar que su soberbio discurso produce algo mejor, ni siquiera medianamente exitoso. Estamos saliendo del peor de los mundos bajo una batuta neoliberal equivocada, corrupta y de una ingente ineptitud. Argentina se puede, no solo eso, ya lo pudo. Saludos.
Y esto abrió las puertas a la privatización y principalmente a la extranjerización de la energía en la década del 90, de la mano del peronismo(2) .
Para atraer a un inversor privado, obsesión de dudosa ventaja para un país como Argentina, en el rubro energético la teoría liberal dice que hay que prometerle un precio internacional por lo que se propone explotar y vender y por lo tanto el vigente en el mercado interno(3). Sea esto petróleo, gas, energía eléctrica o minerales. Resultado de esto a partir de la privatización es que un particular, una pyme o incluso un organismo público, debe pagar la energía que consume en la forma que fuere a valores internacionales. Esto elimina de un plumazo la ventaja inicial de tener abundante energía en el país. Y un productor debe pagar por la energía consumida exactamente lo mismo que un país que debe importar su energía. Esto, aparte de ser absurdo, deja a todo en conjunto de la sociedad y a sus industrias productivas al margen de la natural ventaja que tiene Argentina de poseer sus propias fuentes de energía.
Y para empeorar las cosas, además de hacer menos competitiva su industria que no puede aprovechar grandes escalas porque la Argentina tiene una población modesta, les impone la necesidad de generar divisas excedentes para que los propietarios privados puedan remitir al exterior sus utilidades. Esto exacerba el principal problema argentino: la falta de dólares. Por su enorme extensión geográfica y sus abundantes recursos, Argentina debería tener una población económicamente holgada como lo ocurre en países grandes con recursos energéticos propios y con poca población, como Noruega, Australia, Canadá y otros.
Argentina, durante el período que podemos arrancar con la Primera Guerra Mundial y finalizando en la dictadura de 1976-83, tuvo una política activa de sustitución de importaciones y de explotación mayoritariamente estatal de sus recursos energéticos. La apertura indiscriminada que llevó adelante Martínez de Hoz destruyó en gran medida la industria nacional que por décadas se había desarrollado en base al mercado interno(4).
Además de la energía, el Estado también había desarrollado nichos estratégicos para su desarrollo industrial como lo fue la producción de acero, vital para el desarrollo. El combo de SOMISA, los altos hornos más grandes de Sudamérica en ese momento, más las minas de Sierra Grande (mineral de hierro) y Río Turbio (carbón de piedra) cerraba un ciclo productivo de acero que colocaba a la Argentina en una posición estratégica privilegiada para desarrollar su industria pesada, la metalmecánica y la automotriz al poder incidir en el precio interno de esa vital materia prima: el acero(5). Esto traslada las ventajas competitivas propias del país al tener su propio yacimiento de mineral de hierro y la energía para su producción (carbón) hacia los otros actores de la cadena productiva: la industria que requiere acero como materia prima. Esto realmente sentaba las bases para un muy buen desarrollo industrial integrado, estratégico y fundamental para atravesar la barrera de una producción destinada casi exclusivamente al mercado interno para pasar a ser un país exportador de productos industrializados. Este proceso ya estaba en marcha y dio como resultado que en el año 1974 el país logró el record de participación industrial en el total de exportaciones.(6) Este resultado alentador se dio solo dos años antes de que en 1976 José Alfredo Martínez de Hoz convenció a muchos que todo lo que se venía haciendo estaba mal.(7)
Argentina, de tener un proyecto integral de país con un manejo racional y promovido desde el Estado para su desarrollo industrial y energético, con políticas activas e inversiones estratégicas en nombre del pueblo argentino pasó a entregar sus recursos y medios de producción de energía y acero a capitales extranjeros. Esto atomizó el sistema eléctrico nacional y derivó en intereses privados las inversiones necesarias para mantener la oferta de energía.(8) Estas inversiones privadas derivaron en un cambio radical de la matriz energética ya que ningún inversor particular le interesa un modelo de generación basado en fuentes hidráulicas o nucleares que requiere de un tiempo de amortización largo. Florecieron las centrales de gas y de ciclo combinado que aprovecharon justamente la abundancia de ese combustible gracias a décadas de inversiones estatales en yacimientos, gasoductos y centrales de bombeo que el país ya tenía montados bajo la gestión estatal.(9)
Esto es una introducción a un trabajo más extenso que se completará en 2020 pero quise adelantar a mis lectores con motivo del recambio de gestión a producirse en 48 horas. Los puntos salientes ya se aprecian: Argentina renunció a aprovechar su enorme ventaja estratégica de costos al privatizar y extranjerizar su energía, en todas sus formas. La privatización de zonas mineras estimuló el desarrollo de la minería en el país pero entregó escandalosamente la renta de las riquezas mineras que por Constitución pertenecen al pueblo argentino a empresas extranjeras. Se perdió el carácter estratégico de las inversiones energéticas y de insumos vitales para la industria al dejar todas las decisiones al mercado y a privados. Argentina sufrió un paulatino proceso de desindustralización, violenta extranjerización y sucesivas crisis de deuda cada vez que intentó un proceso de liberalización y apertura de su economía. Los procesos de industrialización, integración para el crecimiento, baja del desempleo, aumento de calificación de la fuerza laboral y resultados positivos de macroeconomía con nula o muy baja dependencia de deuda externa se produjeron durante los períodos en que se aplicaron políticas muy diferentes a las liberales y neoliberales.
La extensión de este análisis proseguirá más adelante. Pero queda abierto el debate. Aclaro que considero positivo el actual cambio de rumbo, pero como se deduce de lo expresado, estamos lejos de un ideal que, por el momento, no es mucho más de lo ya experimentado en Argentina durante más de 60 años de crecimiento con asenso social sostenido y logrando la ciudadanía más igualitaria de latinoamérica, con educación, salud pública y seguridad social como en ningún otro país. Los que se pasaron una vida criticando ese modelo todavía no lograron mostrar que su soberbio discurso produce algo mejor, ni siquiera medianamente exitoso. Estamos saliendo del peor de los mundos bajo una batuta neoliberal equivocada, corrupta y de una ingente ineptitud. Argentina se puede, no solo eso, ya lo pudo. Saludos.
1) Constitución Nacional - Reforma 1994 Artículo 124
2) Ley 24065 - 19/12/1991
3) PRECIO MAYORISTA DE LA ENERGIA ELECTRICA Marco Legal – Criterios Procedimientos e Implementación - Ministerio de Economía y Minería - Presidencia de la Nación - 2016
4) NACIMIENTO, DESARROLLO Y DECADENCIA DE LA INDUSTRIA ARGENTINA - Luis Octavio Corvalán - Tucumán, 1986
5) SOMISA - UNA HISTORIA DE ACERO; Ricardo Primo
6) EL PROCESO DE INDUSTRILIZACION EN ARGENTINA - Jorge Katz-Bernardo Kosacoff - Biblioteca Universitarias, Centro Editor de América Latina - Cepal - 1989
7)¿LA CULPA ES DE MARTÍNEZ DE HOZ? - Alberto Müller - Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Económicas- 2011
8) TRANSFORMACION DEL SECTOR ELECTRICO ARGENTINO - Carlos Manuel Bastos-Manuel Ángel Abdala (prólogo de Domingo Cavalo) - Buenos Aires - 1995
9) GAS NATURAL Y ENERGIA ELECTRICA - UNA CRISIS BUSCADA - Luis Octavio Corvalán - Diario EL SIGLO - Tucumán - Julio de 2004
2) Ley 24065 - 19/12/1991
3) PRECIO MAYORISTA DE LA ENERGIA ELECTRICA Marco Legal – Criterios Procedimientos e Implementación - Ministerio de Economía y Minería - Presidencia de la Nación - 2016
4) NACIMIENTO, DESARROLLO Y DECADENCIA DE LA INDUSTRIA ARGENTINA - Luis Octavio Corvalán - Tucumán, 1986
5) SOMISA - UNA HISTORIA DE ACERO; Ricardo Primo
6) EL PROCESO DE INDUSTRILIZACION EN ARGENTINA - Jorge Katz-Bernardo Kosacoff - Biblioteca Universitarias, Centro Editor de América Latina - Cepal - 1989
7)¿LA CULPA ES DE MARTÍNEZ DE HOZ? - Alberto Müller - Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Económicas- 2011
8) TRANSFORMACION DEL SECTOR ELECTRICO ARGENTINO - Carlos Manuel Bastos-Manuel Ángel Abdala (prólogo de Domingo Cavalo) - Buenos Aires - 1995
9) GAS NATURAL Y ENERGIA ELECTRICA - UNA CRISIS BUSCADA - Luis Octavio Corvalán - Diario EL SIGLO - Tucumán - Julio de 2004