Reflexiones Domingueras
Encontré en FB un medio dinámico que estimuló mi afición por la escritura y el análisis político. Algunos habrán notado mi distanciamiento de los últimos tiempos. Estoy algo saturado de las reiteraciones y de la realidad proyectada a través de sus muros. Convencido de mis ideas que se fueron puliendo desde mi adolescencia no gracias a convicciones abstractas sino por corroboración con lo que yo veo como realidad, me consume la paciencia leer teorías o descripciones que poco correlato tienen con lo concreto y real de lo cotidiano. Quien se tome el trabajo de leer mis escritos de 2015 notarán que mientras por un lado advertía de graves errores de estrategia, de comunicación y de procedimientos a quienes se aferraban al poder atados al mástil del peronismo como si eso fuera garantía de algo olvidando que el abismo del que se tuvo que salir durante el triplete kirchnerista fue cavado por gestiones del mismo palo, por otro lado advertía a los asqueados de esa realidad las penurias e iniquidades que un gobierno explícitamente liberal se traía disimuladas tras racimos de globos amarillos que intentaron, con éxito, distraer al electorado. Nadie lo reconoce, pero la realidad los traicionó si es que aun creen que los políticos no. A esos jubilados que se indignaban de pagar ganancias y hoy pagan más, a los que repetían que se estaban robando la plata de los jubilados y hoy descubren que el PAMI ofrece menores servicios que hace un año o que las actualizaciones semestrales ni se acercan a los aumentos de precios. O esos más sofisticados que recitaban que el dólar estaba absurdamente retrasado y que el levantamiento del cepo iba a solucionar mágicamente. El tema sigue siendo mi latiguillo de toda la vida y que probablemente ya harta: los liberales, neo liberales, ortodoxos o como cuernos quieran llamarlos llamarse tienen un discurso soberbio, aleccionador y pseudo científico que nunca emboca lo que ocurre y mucho menos lo que ocurrirá. Una simple pregunta como “¿para qué se toma determinada medida?” es suficiente para demostrar en cuestión de semanas o meses que el resultado ni se acerca a lo prometido. Llevar el dólar de 9,80 a 16 no trajo competitividad, solo generó la inflación necesaria para contrarrestar exactamente ese aumento. Abrir el acceso al dólar no generó la avalancha de divisas que prometía Prat Gay para enero y febrero sino exactamente lo contrario: se baten records de compra y fuga de divisas que, repito, fugan pocos pero se cubre con deuda que pagamos todos. El engendro legislativo que perdona prisión e impuestos a quienes se dedicaron por décadas a fugar y ocultar sus bienes no generó los 20, 40, u 80 mil millones de dólares de ingresos porque, como sostengo desde hace 35 años, los arrogantes teóricos del sálvese quien pueda desestimaron lo más obvio: estás dependiendo de la repatriación y el blanqueo en personas que se dedican a la fuga y al negro. Ya no necesito especular: los resultados están a la vista. Y como no ocurrió lo que no iba a ocurrir, hoy salen presurosos a rematar los activos del Fondo de Garantía por doble vía: para quitar ingerencia del estado (algo que les da asco por convicción) en las empresas amigas que solventan al gobierno con discurso y personajes y por el otro para cumplir con las vanas promesas que supuestamente la avalancha de dólares iba a hacer: compensar mínimamente los reclamos de un sector de jubilados. Deuda concreta por un lado, vaciar patrimonios públicos por otro, todo lleva a beneficios para pocos y penurias por generaciones. Nutrirse de los Lanata, los Castros, Bonellis y/o Longobardis tiene su costo: mientras el mago recita nada por aquí nada por allá mientras te muestra sus mangas te está meando la cabeza y ni cuenta te fijás, como decía un amigo. Otro amigo que solía prenderse en cualquier debate de esta índole y defendía a rajatabla ajustes y penurias públicas como única manera de alcanzar la meca de todo liberal: el equilibrio fiscal, hoy se hace el distraído mientras la realidad muestra exactamente lo contrario y corrobora mi tesis: eso lleva a penurias, nada más, mientras que los déficit empeoran, tanto en Argentina como en Brasil, predios que utilizamos de ejemplos. Y esto por solo nombrar uno de sus pifies, entre muchos. Por estas razones me aferro a mis ideas ya que son acompañadas en gran medida por los acontecimientos, les guste o no. Y por eso me atrevo otra vez a vaticinar: en una gestión que llegó al poder con el 34% de los votos propios y gracias un balotage totalmente malversado donde se impusieron por un pelito, no es ámbito suficiente para convencer a los grandes inversores si durante el proceso destruiste el mercado interno y tenés todos los días manifestaciones en contra. Sería ilusorio pedirles un análisis profundo, tan proclives ellos a los besos y los paseos coreografiados para deleite de los cerebrolisos. Pero ya que arrancaron la gestión criticando a Maduro, sería interesante plantearles que van camino a convertirse en lo mismo: una parodia de gestión que se aferra a un discurso que no se está cumpliendo pero en lo formal legitimado por el voto, pero sin encontrar el rumbo ni las herramientas para manejar un país, tarea para la cual no están preparados. Solo haraganear la mayor cantidad de recursos públicos en su propia dirección por todos los medios al alcance: rebajando impuestos a gente como uno, aumentando tarifas hasta lo imposible, rebajando sueldos, despidiendo, frenando todo programa social, etc. Y el argumento de fondo siempre es crear “un clima de negocios” que promete en el futuro inversiones y un paraíso que jamás se cumplió con exactamente las mismas medidas. Sigamos creyendo como lo venimos haciendo desde hace generaciones. Pero les aviso una vez más: la realidad pasa por otro lado.
Encontré en FB un medio dinámico que estimuló mi afición por la escritura y el análisis político. Algunos habrán notado mi distanciamiento de los últimos tiempos. Estoy algo saturado de las reiteraciones y de la realidad proyectada a través de sus muros. Convencido de mis ideas que se fueron puliendo desde mi adolescencia no gracias a convicciones abstractas sino por corroboración con lo que yo veo como realidad, me consume la paciencia leer teorías o descripciones que poco correlato tienen con lo concreto y real de lo cotidiano. Quien se tome el trabajo de leer mis escritos de 2015 notarán que mientras por un lado advertía de graves errores de estrategia, de comunicación y de procedimientos a quienes se aferraban al poder atados al mástil del peronismo como si eso fuera garantía de algo olvidando que el abismo del que se tuvo que salir durante el triplete kirchnerista fue cavado por gestiones del mismo palo, por otro lado advertía a los asqueados de esa realidad las penurias e iniquidades que un gobierno explícitamente liberal se traía disimuladas tras racimos de globos amarillos que intentaron, con éxito, distraer al electorado. Nadie lo reconoce, pero la realidad los traicionó si es que aun creen que los políticos no. A esos jubilados que se indignaban de pagar ganancias y hoy pagan más, a los que repetían que se estaban robando la plata de los jubilados y hoy descubren que el PAMI ofrece menores servicios que hace un año o que las actualizaciones semestrales ni se acercan a los aumentos de precios. O esos más sofisticados que recitaban que el dólar estaba absurdamente retrasado y que el levantamiento del cepo iba a solucionar mágicamente. El tema sigue siendo mi latiguillo de toda la vida y que probablemente ya harta: los liberales, neo liberales, ortodoxos o como cuernos quieran llamarlos llamarse tienen un discurso soberbio, aleccionador y pseudo científico que nunca emboca lo que ocurre y mucho menos lo que ocurrirá. Una simple pregunta como “¿para qué se toma determinada medida?” es suficiente para demostrar en cuestión de semanas o meses que el resultado ni se acerca a lo prometido. Llevar el dólar de 9,80 a 16 no trajo competitividad, solo generó la inflación necesaria para contrarrestar exactamente ese aumento. Abrir el acceso al dólar no generó la avalancha de divisas que prometía Prat Gay para enero y febrero sino exactamente lo contrario: se baten records de compra y fuga de divisas que, repito, fugan pocos pero se cubre con deuda que pagamos todos. El engendro legislativo que perdona prisión e impuestos a quienes se dedicaron por décadas a fugar y ocultar sus bienes no generó los 20, 40, u 80 mil millones de dólares de ingresos porque, como sostengo desde hace 35 años, los arrogantes teóricos del sálvese quien pueda desestimaron lo más obvio: estás dependiendo de la repatriación y el blanqueo en personas que se dedican a la fuga y al negro. Ya no necesito especular: los resultados están a la vista. Y como no ocurrió lo que no iba a ocurrir, hoy salen presurosos a rematar los activos del Fondo de Garantía por doble vía: para quitar ingerencia del estado (algo que les da asco por convicción) en las empresas amigas que solventan al gobierno con discurso y personajes y por el otro para cumplir con las vanas promesas que supuestamente la avalancha de dólares iba a hacer: compensar mínimamente los reclamos de un sector de jubilados. Deuda concreta por un lado, vaciar patrimonios públicos por otro, todo lleva a beneficios para pocos y penurias por generaciones. Nutrirse de los Lanata, los Castros, Bonellis y/o Longobardis tiene su costo: mientras el mago recita nada por aquí nada por allá mientras te muestra sus mangas te está meando la cabeza y ni cuenta te fijás, como decía un amigo. Otro amigo que solía prenderse en cualquier debate de esta índole y defendía a rajatabla ajustes y penurias públicas como única manera de alcanzar la meca de todo liberal: el equilibrio fiscal, hoy se hace el distraído mientras la realidad muestra exactamente lo contrario y corrobora mi tesis: eso lleva a penurias, nada más, mientras que los déficit empeoran, tanto en Argentina como en Brasil, predios que utilizamos de ejemplos. Y esto por solo nombrar uno de sus pifies, entre muchos. Por estas razones me aferro a mis ideas ya que son acompañadas en gran medida por los acontecimientos, les guste o no. Y por eso me atrevo otra vez a vaticinar: en una gestión que llegó al poder con el 34% de los votos propios y gracias un balotage totalmente malversado donde se impusieron por un pelito, no es ámbito suficiente para convencer a los grandes inversores si durante el proceso destruiste el mercado interno y tenés todos los días manifestaciones en contra. Sería ilusorio pedirles un análisis profundo, tan proclives ellos a los besos y los paseos coreografiados para deleite de los cerebrolisos. Pero ya que arrancaron la gestión criticando a Maduro, sería interesante plantearles que van camino a convertirse en lo mismo: una parodia de gestión que se aferra a un discurso que no se está cumpliendo pero en lo formal legitimado por el voto, pero sin encontrar el rumbo ni las herramientas para manejar un país, tarea para la cual no están preparados. Solo haraganear la mayor cantidad de recursos públicos en su propia dirección por todos los medios al alcance: rebajando impuestos a gente como uno, aumentando tarifas hasta lo imposible, rebajando sueldos, despidiendo, frenando todo programa social, etc. Y el argumento de fondo siempre es crear “un clima de negocios” que promete en el futuro inversiones y un paraíso que jamás se cumplió con exactamente las mismas medidas. Sigamos creyendo como lo venimos haciendo desde hace generaciones. Pero les aviso una vez más: la realidad pasa por otro lado.
1 comentario:
Comparto Luis todo el contenido de la nota. Me pasa parecido. Yo tampoco estoy frecuentando face como solía hacerlo. Los que deseen saber de mis opiniones sobre lo que estamos padeciendo los argentinos en esos aciagos días, sólo tienen que leer en mi muro mis notas de todo el 2015-2016 ampliadas en mi blog. Todo lo temido, se confirmó con creces. Y añadido a la traición de los propios. Un abrazo.
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